Compatriotas por el
mundo
El saber popular
indica que el fútbol es la dinámica de lo impensado. Un juego atractivo en
donde los merecimientos, tal vez, no cotizan como paga segura del éxito. Se
suele idealizar la profesión del futbolista por el mero hecho de poder ser
protagonista, sin tener en cuenta, los giros imprevistos a los que están
expuestos. Alejandro Quintana, hoy, nos cuenta su trayectoria, sus experiencias
en su carrera por los lugares a donde llegó, tras esa esférica caprichosa.
Primeros pasos
Llegaba fin de año
del 2009 con un saldo positivo en su haber: campeón y goleador en la sexta
división de Huracán. Con un pie fuera del almanaque deportivo, el imprevisto
golpeó la puerta de su joven vida: “recibí la citación del Chulo Rivoira, quien
estaba buscando un nueve para la primera, ya que, había muchos lesionados.
Buscó e n otras divisiones, pero se inclinó por mí, que había tenido un buen
año”.
Llegó así el día de
su debut, diciembre del 2009, visitando a Argentinos en la última fecha de ese
año “fue inolvidable. Si bien fui al banco pude convertir en mi debut con 17
años, haciendo mi presentación donde Diego Maradona jugó por primera vez. No me
fui del todo contento porque perdimos, pero muy satisfecho en lo personal”. Sin demasiadas posibilidades de descanso,
arrancó la pretemporada con la primera y no pasó mucho tiempo para darse otro
gusto grande a su temprana edad “ ese año se arregla la transferencia de
Defederico al Corinthians y parte de la transferencia y parte del negocio fue
jugar el partido por el festejo de los 100 años (Corinthians es el segundo club
más popular de Brasil), fue algo increíble”.
En su paso por
Huracán alternó entrenamientos de primera con los compromisos de quinta,
siempre dispuesto a jugar donde lo necesitaran: “de mi paso por el club me
llevo buenos recuerdos. Compañeros de renombre como Roli Zárate, Paolo Goltz,
el Gato Esmerado, Montenegro, Eduardo Domínguez, un excelente técnico como
Diego Cocca y el mismo Rivoira. Haber jugado contra equipos grandes como Racing
o River, a quien pude enfrentar en el Nacional B, aunque fueron años duros, ya
que, viví la curva descendente post Cappa”.
En el año 2014 te
llega un ofrecimiento de Tristán Suárez, equipo candidato en la “B”
Metropolitana, pero te obligaba a bajar de categoría ¿Qué te motivó a ir?
En primer lugar no
quería perder ritmo, quería jugar, recién empezaba mi carrera. El técnico me
conocía del Nacional “B” y le agradaba mi contextura física. Caruso Lombardi me
utilizó mucho como volante por afuera, aprovechando mis zancadas. Me sentí
cómodo y el proyecto era serio. Aunque no logramos el ascenso- perdimos la
final con Dalmine- el balance fue positivo.
Al año siguiente te
llaman de Brown de Adrogué…
Si, tenía buenas
referencias del club de su DT (Vicó), muy trabajador y conocedor. Esa temporada
fue increíble: veníamos primeros- a poco del final- y perdimos algunos puntos
muy tontos en los últimos partidos.
Y con una coronación
digna de elogios para no olvidar.
Increíble. Venían
Defensores de Belgrano y Estudiantes primeros y se enfrentaban entre ellos en
la última fecha; nosotros llegábamos segundos a un punto y visitábamos a Morón.
Ellos empataron y nosotros ganamos 2-1 sobre la hora con un gol de Juan Manuel
García.
Primer título como
profesional…
Si, por el equipo,
por cómo se dio la coronación, fue merecido, ya que, los delanteros del equipo
terminamos con 12 goles cada uno.
Fin del ciclo exitoso
con el ascenso de Brown al Nacional ¿Cómo sigue tu carrera?
Surge la posibilidad
de ir a Platense, otro candidato a pelear arriba. No venía bien, ya que,
arrastraba un proceso de lesiones. Jugué pero lejos de mi nivel. Me llevé
buenas cosas de mi estadía en la Primera “B” Metropolitana. Al ser una
divisional dura y pareja, no aprende a usar más el cuerpo, los brazos, esos
detalles que forman parte del oficio del delantero; jugar en canchas
complicadas por sus dimensiones o por el piso (Armenio, Colegiales) o en
lugares picantes como la de San Telmo. De casa paso, hay que saber sacar algo
positivo.
Cruzando fronteras
A fin del 2016 llega
el ofrecimiento de Universitario de Sucre: “no hubo tiempo para dudas, armar
las valijas y viajar. Se dio la posibilidad de jugar la clasificación a la copa
libertadores. Quedamos afuera contra Wanderers y tuve un buen rendimiento
marcando goles. Me vieron de Blooming, arreglé una salida y cambié de club ese
mismo año.
¿Cómo fue jugar en la
altura?
Muy complicado.
Cuando llegué a Sucre- 2500 metros a nivel del mar- el entrenador me manda a
trotar y a los 10 minutos no podía más, estaba liquidado. Cuando me toca jugar
en La Paz, al mediodía o alrededor de las 3 de la tarde, buscar aire de donde
sea. Acá preocupa también el clima porque a lo mejor te toca jugar en un lugar
con mucha temperatura y los que bajan de la altura tampoco están acostumbrados.
Próximo destino
África
“Tenía contrato por
un año más en Blooming, pero llegó el ofrecimiento de Wydad Al de Marruecos.
Arreglé en buenos términos mi salida para emprender otro desafío”.
¿Cómo fue tu
experiencia por África?
Positiva, a todo
nivel. En lo deportivo salimos campeones de la Copa Africana, así que también
tuve la chance de conocer otros países. Si te hablo de lo futbolístico: tienen
buena técnica y son muy veloces. Quizás les falte un poquito de orden
defensivo. El día que mejoren esos detalles van a sorprender en los mundiales”.
Muy rico en lo vivencial. Primero reconocer la pasión de los hinchas en la
cancha como en la calle o en la vida cotidiana; después vivir en un país con
una concepción religiosa tan profunda, imagina que se reza 5 veces por día,
antes y después de los entrenamientos. Estar en un mes de Ramadan, donde ayudan
y no beben agua hasta las 7 de la tarde, tener que empezar partidos después de
las 23 por este tipo de cuestiones. Muy difícil por el idioma, no había
traductor y entre señas y algo de inglés la remaba. Más complicado para la
familia, mi hija en edad escolar. Pero, un país increíble, uno de los mejores
lugares que pude conocer. Por la proximidad, aprovechamos y cruzamos a España
Escrito por Christian D Agnillo
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